Como quiere la UE que los bancos financien a las pymes
Los principios que tienes que tener en cuenta cuando vayas a solicitar financiación para tu empresa
Después de más de veinte años sentándome, semana tras semana, en comités de riesgos, he visto la misma película demasiadas veces: operaciones que cumplen todos los criterios… y aun así se “atascan”.
¿Por qué?
Porque siempre aparece un punto que no encaja con la política interna de admisión de riesgos del banco.
Hasta ahí, nada nuevo.
Pero conviene recordarlo: por encima de esas políticas está el marco regulatorio que impulsa el BCE. Y ese marco no solo persigue estabilidad financiera; también insiste en que el crédito llegue a la economía real, sobre todo a proyectos que innovan y hacen crecer.
La paradoja es evidente.
Mientras Europa empuja a flexibilizar, muchos bancos siguen aplicando reglas internas rígidas, a menudo obsoletas.
Ya lo decía Emilio Botín, lo que siempre da problemas a la banca es la financiación de empresas y las promociones inmobiliarias.
Y claro, si estás en esos segmentos “riesgosos” tú, como CFO o CEO ves cómo proyectos sólidos, con sentido económico, se deniegan porque alguien exige garantías totales.
Cuando hablamos de garantías totales es no comprar tu riesgo.
Esto es, tu proyecto me importa un rábano, tráeme el mismo dinero que me pides y te lo pignoro…
Derivada dos…poneros todos como avalistas, sumo el patrimonio que tenéis, le resto las cargas y si es holgado para atender esta operación, adelante, porque ya te cuidarás tú de no impagar.
Esto existe, y no sólo en interlocutores bancarios de menor rango.
Lo peor es que es un sinsentido frente a las propias recomendaciones europeas.
Vamos a verlo.
Hola, soy Jacinto Castillo.
Esto es Prestar y Pedir Prestado, una publicación dedicada a la financiación corporativa y de real estate. Gracias, una vez más, por estar al otro lado. Este espacio existe por y para vosotros: entusiastas de la financiación empresarial que, como yo, buscáis descifrar las complejas estructuras financieras que moldean nuestro entorno económico en un mundo que evoluciona a velocidad vertiginosa.
Foto de Sixteen Miles Out en Unsplash
El BCE impulsa un enfoque basado en el análisis real del riesgo y la proporcionalidad. Lo que tienes que conocer principalmente es:
Riesgo medido por flujo de caja: Los bancos deben valorar la capacidad de pago real. El resto de cuestiones son importantes, pero secundarias.
Pérdida esperada (EL): Es la pérdida promedio que esperamos tener en una operación de crédito. Para calcularla, tenemos en cuenta tres factores clave: qué tan probable es que el cliente no pague, cuánto dinero tenemos en riesgo en ese momento, y qué porcentaje esperamos recuperar si las cosas van mal. La idea es calcularla para cada operación de forma individual, lo que nos permite ajustar tanto el capital que asignamos como el precio que cobramos según el riesgo real de cada caso. Lo que se pretende es dar objetividad a denegaciones.
Evitar pignoración total: El BCE desalienta exigir inmovilización total de recursos como requisito único, pues esto anula la función financiera del crédito y limita el acceso a pymes.
Estructuras flexibles: Las garantías son importantes, pero el BCE está a favor de la flexibilidad: avales limitados en el tiempo., renovaciones condicionales, garantías compartidas con organismos públicos y covenants razonables. Buscan proteger sin paralizar.
Transparencia y trazabilidad: En las distintas auditorías que hacen a los bancos, exigen que esté documentada y esté reflejado el análisis de alternativas antes de denegar para evitar discriminaciones encubiertas y justificar proporcionalidad.
Vale, ¿y esto cómo se traduce cuando te sientas con tu banco a pedir financiación?
Primero: entiende qué riesgo compra cada banco de tu pool. Cada entidad tiene sus propias políticas de riesgo, y cuanto más pequeña es, más miedo tiene a comprar tu riesgo. Antes de gastar meses preparando papeles, haz una prueba sencilla: plantea la operación de forma preliminar y escucha. Si no encaja desde el principio, no te pegues contra el muro. Buscar otro banco.
Segundo: no aceptes pignoraciones absolutas sin negociar la estructura. Eso es oro para el banco —cero riesgo, ingresos seguros—, pero pésimo para ti. Si vas con la palabra “pignoración” en la boca, te van a encasillar ahí.
Y de ahí no te van a mover.
Intenta llegar con otro tipo de alternativas que le don confort al banco: mitigantes progresivos, fórmulas que respeten el flujo de caja operativo y que demuestren que sabes gestionar el riesgo. Y sólo utiliza la palabra “pignoración” cuando no quede más remedio
Tercero: exige transparencia en las denegaciones. Pero no por tocar las narices. Lo he dicho ya varias veces en post anteriores.
Tienes el análisis de un tercero que ha analizado desde fuera tu proyecto. Y hazme caso, que eso no es poco.
Si tu interlocutor tiene interés, pídele además que te explique qué alternativas han valorado. Si no hay respuestas claras o las justificaciones son endebles, no pierdas ni un minuto más con ese banco. No vas a sacar nada más de esa relación.
En conclusión, la paradoja es que el BCE insiste en que el crédito llegue a las pymes, pero muchas siguen atrapadas en políticas internas desactualizadas de sus bancos.
Pero con esta frase no pagas nóminas ni remuneras a tus accionistas.
Siempre tu obligación, como CFO o CEO, es conocer las reglas del juego y demostrar, con números y documentación solvente, que puedes devolver la operación incluso en un escenario adverso. Y que, pase lo que pase, el banco no va a perder dinero. Si muchas entidades coinciden en sus conclusiones y motivaciones -negativas- dale una repensada al proyecto.
Gracias por leer Prestar y Pedir Prestado.
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